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SYMBOLOS
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Queremos hacer participes a los lectores de la alegría que nos produce la noticia de la nueva obra de Federico González: “Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos”, de la cual pueden leerse algunos avances en las páginas de el anillo telemático de Symbolos, y que la revista El Arka tiene el honor de abrir con la inclusión en esta página de tres entradas: Misterio, Secreto y Silencio, a las que se irán sumando otras.
El “Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos” tiene casi un carácter enciclopédico por su extensión, magnitud y universalidad, fruto de la generosidad de su autor que lo ha convertido en una realidad. Estamos seguros que constituirá una obra de referencia para todos los interesados en este lenguaje, o mejor, metalenguaje, que Federico lleva años transmitiendo, estructurando un tejido a través de conferencias, cursos, libros, artículos, dirección teatral…, en una labor ingente y sin interrupción, de la que ahora nos ofrece en este Diccionario una síntesis magistral del legado tradicional, la expresión de un sólo punto en el que convergen la raíz de todas las culturas y la enseñanza de todos los autores que han conformado la cadena áurea. Sin embargo, como dice un personaje de la última obra teatral de Federico: - aún saber eso es igual a no saber nada en la indefinible variedad que supone-. Tal la paradoja del Conocimiento, una vía cuya búsqueda es la Verdadera Identidad, esta es el Misterio escondido en el ámbito del No-Ser,  no puede ser por lo tanto objeto de estudio si consideramos la identidad tradicional entre Ser  y Conocer. Es también la paradoja de la existencia, que en su sentido último sólo puede ser expresión de aquello que calla, y a la vez no ser otra cosa sino ésto. Este secreto es la llave de la cadena áurea, y la clave para entender los textos tradicionales como este Diccionario, que posibilita la reminiscencia de la permanente presencia del Misterio.
 Disfruten a continuación de estas tres primeras entradas que a nosotros nos han dejados sin palabras.

 

MISTERIO
El misterio no es un tope en las posibilidades de nuestra mente. Tampoco algo que alguna vez nos será revelado, que por fin comprenderemos. Por el contrario, la cualidad del misterio radica en su indescifrabilidad, en que es algo en sí, inherente a la naturaleza misma del hombre y las cosas. Tiene vida propia, es per se y se manifiesta como una categoría del alma delimitada por su propia existencia. Comprender esto es entender todo misterio y saber también que su característica esencial es su permanencia incognoscible por siempre jamás.

Karl Kerényi, refiriéndose a los Mysteria, nos aclara:
Únicamente el que revelaba aquella atmósfera evocándola, el que "bailaba" o "escenificaba" los Mysteria, se abocaba a expresar lo impronunciable. Lo más impronunciable se mantenía enteramente innombrable y constituía el centro divino de los "Mysteria" (Misterios de los Cabiros, cap. I).
(Ver Secreto).


SECRETO
Muy probablemente no haya una forma más bella de expresar la idea del secreto que la del Evangelio gnóstico según Tomás:

Jesús dijo: "Es a quienes son dignos de mis misterios que yo digo mis misterios. Lo que haga tu mano derecha que lo ignore tu mano izquierda"

y que se encuentra también en el Evangelio sinóptico, en Mateo VI, 3.
Decir que lo que haga tu mano derecha lo ignore tu mano izquierda y viceversa puede parecer un contrasentido para quienes no conocen el lenguaje simbólico y puede llegar a pensarse que el Salvador se está refiriendo a un tipo de hipocresía. Sin embargo si se mira esta frase desde el punto de vista del secreto no hay mejor definición que ésta, según creemos: el secreto, no sólo es lo que no se dice o se guarda entre una o más personas, que es una forma horizontal de lo que es esta entidad en sí. El secreto, como el misterio, lo desconocido, (el más allá), son categorías del pensamiento y las virtudes más altas si se las considera desde la verticalidad y la metafísica. El secreto ocurre en un estado muy alto de desarrollo intelectual, que implica callar lo que se sabe para así hacerse digno de ello. Hay muchas otras frases evangélicas que se refieren al callar o a "no tirar margaritas a los cerdos", etc. Este secreto es el propio misterio del mundo en sí y de lo Innombrable y por lo tanto una virtud en sí misma.
Nombrar algo es manifestarlo, a cualquier nivel que sea; por el contrario guardar el secreto de su esencia es participar en su inmanifestación. El secreto es un reflejo de lo suprahumano, de lo supracósmico, y de la Idea del misterio que sigue siendo, pese al conocimiento de las causas de toda la creación. De hecho, es comulgar con ella, ser uno con ella de una forma consubstancial con su misterio impenetrable. Que nuestra mano derecha no sepa lo que hace la izquierda y que ésta ignore lo que hace la otra y así serás el tonto y el sabio más grande del mundo.
El misterio no es un enigma que alguna vez tendrá solución, como la Invisibilidad no es algo que está a determinada distancia de los ojos, o tras la pared, u oculta en una gaveta del armario. Tampoco el secreto es algo que deba guardarse ocultándolo de los otros. Como ya hemos dicho, es en sí la presencia de algo que siempre permanecerá incognoscible, incógnito. El secreto tiene la majestad de aquello que no es audible y como lo invisible no podrá ser visto jamás por el ojo de los sentidos, ni oído de ninguna manera. El secreto humano es pues una imagen de lo que el alto nombre de secreto significa y manifiesta lo que no es de este mundo.
También estas palabras nos hablan de la ignorancia. Pero no de la ignorancia vulgar, sino de la docta ignorancia como tan bien la ha descrito Nicolás de Cusa; pues más bien esto se trata del Conocimiento del secreto ya que se aprehende a valorizarlo, y por lo tanto poseerlo constituye una forma de la Sabiduría. Porque ya se sabe que dicho el secreto se acabó la magia.
Como hemos señalado igualmente hay que tener mucho cuidado pues el secreto también puede convertirse en un culto falso, estúpido y en una costumbre carente de significado como el secreto por el secreto mismo. O igualmente simple discreción, cuando no llanamente buena educación. (Ver Silencio).

 

SILENCIO
El silencio es un acto de concentración en donde el ser que se retrae a todo lo que despierta el mundo puede abrirse un pasaje secreto de Conocimiento efectivo y verdadero. En el silencio absoluto puede percibirse que la deidad es la única realidad posible, aún sin hombre y sin mundo. Absorberse en el silencio es volver definitivamente a la Nada Primordial.

2. Silencio hermético:
¡Oh inefable! ¡oh indecible! A quien sólo el silencio puede nombrar (Textos Herméticos, I: "De Hermes Trimegisto: Poimandres", 31).
3. El que habla no sabe. El que sabe no habla. (Lao Tze, Tao Te King, 56). (Ver Misterio).

 

TRINIDAD

Imagen de la teología cristiana asociada al número tres y a un triángulo con el vértice hacia arriba. El número tres es el primer impar ya que el dos es el primer par y la unidad por serlo es el único número que no es ni par ni impar, salvo el cero que tampoco es un número. En muchas teogonías una tríada de dioses o potencias o fuerzas conforman el cosmos.
Cornelio Agrippa en su Filosofía Oculta dice:

Hermes Trismegisto, quien también reconoció la Trinidad divina, nos la describe por el entendimiento, la vida y el fulgor, que llama en otra parte el Verbo, el Pensamiento y el Espíritu; y dice que el hombre, hecho a imagen de Dios, representa la misma Trinidad, pues posee en sí un pensamiento inteligente, un verbo vivificante, y un espíritu como una luz divina que se difunde por doquier, y llena, mueve y une todas las cosas…

Algunos autores prefieren llamar triunidad a este conjunto pues cada uno de los números deriva uno de otro y conforman el triángulo que, como se sabe, es el menor espacio posible. La matemática pitagórica también trabaja con tres triángulos: el escaleno, el isósceles y el equilátero. (→ Tres).

 

TRES
El tres es la unión de la Unidad más la bipolarización que esta misma genera: (1 + 2 = 3). La figura geométrica que la representa es el triángulo equilátero de acuerdo a que esta ciencia y figuras se correlacionan con la aritmética correspondiente. También con el triángulo con su vértice hacia abajo que se establece como otra forma de la Unidad, pero generando en este caso a un fruto nacido de la díada. Esta es la realidad que da lugar a Osiris e Isis y a su hijo Horus.
El triángulo es la primera figura geométrica y está presente en todas las otras, siendo, como es, básico; aún la circunferencia puede triangularse.
La Triunidad cristiana, denominada la Santísima Trinidad, está presente en muchas otras Tradiciones que la honran, así como al número tres, que es el que la proclama. Esta triunidad básica es una condición sine qua non de cualquier ser, fenómeno o cosa.
Igual el triángulo masónico con un ojo dentro que es capaz de verlo todo.
También la pirámide de base cuadrangular lo simboliza en lo volumétrico.
El tres es el primer número masculino y en el Árbol de la Vida es llamado Inteligencia, puerta que se abre por la Sabiduría en el camino descendente hacia la Creación Universal y que igualmente la despierta en el ascendente por su intermedio.
Tengamos en cuenta que la inteligencia individual nos hace seleccionar los valores y es una imagen de la Inteligencia Universal.
Se dice que la Inteligencia (Nous) brilla con aquello que la refleja, así como se ilumina cuando es un reflejo de la Inteligencia Universal.
Son tres los planos en que se divide la Creación, que se hacen cuatro en el Árbol Sefirótico, así como tres son los Principios de la Obra Alquímica: azufre, mercurio y sal, siendo esta última un intermediario entre ambos y por ello igualmente los une.
Son tres también los componentes del ser humano: espíritu, alma y cuerpo, significando esos mundos los de la Cábala.
Son innumerables las tríadas en todas las Tradiciones pero éstas siempre simbolizan a través de su significado geométrico y aritmético al número tres. (→ Triple).
Por eso el triángulo es la expresión geométrica del ternario. La primera estructura posible es la triangular y con una suma indefinida de éstas puede formarse volumétricamente un domo, como en el simbolismo constructivo empleaba el arquitecto moderno Mies Van der Rohe, quien una y otra vez volvía a esta figura geométrica como base de toda esta ciencia.

 

TRIPLE
El ser del hombre, como el del mundo es triple y se encuentra dividido en espíritu, alma y cuerpo. En griego Nous (pneuma), psiqué e hylé (también soma); en hebreo neshamah, ruah y nefesh; refiriéndose al nivel más alto, al intermedio y al más bajo.
Pero en el latín renacentista el plano intermediario es denominado spiritus y el más alto Dios. De allí, que con nuestras valoraciones el alma, vinculada a la psiqué, no podría ser jamás inmortal (aunque tendría la posibilidad de serlo) pues se encuentra siempre relacionada con los vaivenes de lo relativo.
Pero lo que es inmortal por definición es el espíritu, que no va ni viene y por lo tanto no se encuentra sujeto a ningún cambio pues no ha sido ni será de ninguna manera, sino que siempre es, perennemente; motivo por el que se lo considera con toda razón como inmortal, tal como lo son las deidades.
Es muy importante efectuar esta salvedad porque no conocerla o comprenderla puede tergiversar completamente el sentido del discurso de más de un autor, cuando se trata de la misma división triple a la que sólo se le atribuyen distintos nombres; en suma un asunto de terminología.
Y oigamos a Platón que pese a hablarnos sólo del alma y cuerpo nos aclara acerca de dos estados del alma, correspondientes a nuestros alma y espíritu (→ Tríada):

Y ahora, precisamente, hay que intentar decir de dónde viene al viviente la denominación de mortal e inmortal. Todo lo que es alma tiene a su cargo lo inanimado, y recibe el cielo entero, tomando una forma otra. Si es perfecta y alada, surca las alturas y gobierna todo el cosmos. Pero la que ha perdido sus alas va a la deriva, hasta que se agarra a algo sólido, donde se asienta y se hace con un cuerpo terrestre que sólo parece moverse a sí mismo por la fuerza de aquella. (Fedro, 246 b-c).

 

TRÍADA
Conjunto conformado por tres elementos o principios, léase también ideas, con los que está signada cualquier creación, o sea con fuerzas contrarias que se equilibran en el centro del eje en la bipolaridad. Una de las formas modernas de mencionar este hecho es la de otorgarles a esas fuerzas categoría masculina, femenina o neutra. René Guénon tiene un libro, La Gran Tríada, donde habla de varias de ellas y se destaca el axis de la cosmogonía china situando al hombre entre cielo y tierra. (→ Trinidad).



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