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Boletín de novedades de El Arka

 
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cabezaCANTO XXIV

Cielo octavo o estrellado: los espíritus triunfantes. San Pedro. Examen de Dante con respecto de la Fe

INTRODUCCION
Dante es examinado en cuanto a la Fe se refiere por San Pedro. Como un bachiller ante su juez, va contestando a las tres preguntas del santo: ¿Qué es la Fe?, ¿de dónde proviene?, ¿en qué cree?.

Oh consorcio selecto en la gran cena
Del Cordero pascual, cuya comida
Siempre y por siempre el apetito os llena;

«Si de Dios por la gracia que convida,
Este mortal merece su alimento,
Antes del tiempo fijo de la vida,

»Satisfaced su inmenso sentimiento,
Y rociadle; vosotros que en la fuente
Bebéis, en donde está su pensamiento.»

Beatriz dijo; y las almas, ledamente,
Globos que en polos fijos van rotando,
Cual cometas, difunde luz ingente.

Como las ruedas de un reloj, girando,
Que en la primera que se pone mente,
Quieta parece, y otras van volando,

Así los ígneos globos, diferentemente danzando, muestran la riqueza
De su luz, más ó menos lentamente.

De aquella, en que noté mayor belleza,
Vide salir un fuego venturoso,
Que ninguno quedó de más clareza;

Y de Beatriz en torno, fulgoroso
Giró tres veces, con cantar tan divo,
Que aun fantaseando no redigo, ansioso;

Y la pluma lo salta y no lo escribo,
Que no hay para idearlo humanamente,
Palabra ni color bastante vivo.

—«¡Oh santa hermana, que con ruego ardiente,
Devota pides; por tu dulce afecto
Me aparto de la esfera reluciente.»

Y envió á mi Dona su hálito afectuoso,
Después de hablar de modo tan perfecto.

Y ella: —«¡Gran luz del gran Varón glorioso,
A quien Nuestro Señor dejó las llaves
Que El llevó de este goce milagroso!

»A éste, en los puntos más o menos graves,
Puedes tentar, sobre la Fe sincera,
Que te hizo andar sobre la mar cual sabes.

»Si ama el bien, si bien cree y bien espera,
No se oculta, pues tienes por delante,
Espejo fiel de la verdad entera,

»Pero si de este reino es habitante
Sólo quien tiene fe, glorificarla
Debe este ser, con voz vivificante.»

Como contiene el bachiller su parla,
Cuando el maestro pone su problema,
Pensando en la cuestión sin aclararla,

Me armaba de argumentos sobre el tema,
Mientras ella le habló, para estar presto
A responder á la cuestión suprema.

—«Dí, buen cristiano, y pon de manifiesto_
¿Qué es la fe?»— Yo á la luz alcé la frente,
Ante la luz que preguntaba aquesto;

Y me volví á Beatriz, quien prontamente
Me hizo señal para que yo expandiese
Afuera el agua de mi interna fuente.

—«Pues la gracia, permite me confiese
—Prorrumpí—, con el alto Primipilo,
¡Que él haga mi pensar claro se exprese!

Y proseguí: —«Como en veraz estilo
Tu caro hermano ¡oh padre! lo ha enseñado
—El que contigo puso á Roma al hilo—, 1

»La fe, es en sustancia lo esperado
Y argumento de cosa no presente.
—Pienso que bien su esencia he demostrado.»

Y escuché: —«Bien está, si claramente
Sabes por qué la fe se ha definido,
Sustancia y argumento juntamente.»

—«el Bien profundo —repliqué advertido—,
Que aquí me ofrece el cielo en su apariencia,
A los ojos del hombre está escondido;

»Pues su ser, sólo existe en su creencia,
Y como su esperanza ella contiene,
A la sustancia el nombre da de esencia

»Con tal creencia, al hombre le conviene
Silogismar, con nuestra corta vista,
Por eso el nombre de argumento tiene.»

Y escuché: —«Si el saber que allá se aquista,
Hubiera tal doctrina comprendido,
No habría ocupación para el sofista.»

Sopló el amor, en fuegos encendido,
Y prosiguió: —«Muy bien la ley y el peso
De tu moneda comprobada ha sido.

»Mas dime, si en tu bolsa tienes eso.
Yo repuse: «Tan lúcida y rotunda,
Que tiene de virtud el cuño impreso.»

Salió la voz de aquella luz profunda:
—¿De dónde viene esa preciosa joya
Sobre la cual toda virtud se funda?

Y yo:—«Lluvia sin fin que desarrolla
El Espíritu Santo, y que profusa
Del viejo y nuevo cuero el texto apoya,

«Es silogismo y es verdad inconcusa,
Grabada en mí con tal convencimiento,
Que toda otra razón parece obtusa.»

La luz:—«Del viejo y nuevo Testamento,
¿Qué luz ó qué intuición te ha revelado,
Que contenga el divino pensamiento?»

Y yo:—«Ser prueba de verdad me ha dado,
En sus obras nativas la natura,
Que ni hierro fundió, ni en yunque ha dado.»

Respondido me fue:—«¿Quién te asegura
Que tal obra existiera? Eso es lo mismo
Que probar por lo mismo que se jura.»

—«Si el mundo convirtióse al Cristianismo
—Repliqué—, sin milagros, ése es uno,
Que vale por centenas asimismo;

»Pues que viniste tú pobre y ayuno
A sembrar en el campo buena planta,
Que viva fue, y hoy es silvestre pruno.»

Y esto acabado, de la Corte santa
Por las esferas resonó un Laudanos,
Con melodía, como allá se canta.

Y aquel varón, que en tan diversos ramos
Me examinara, y conducido había
A sus últimas hojas con reclamos,

Así recomenzó:—«La gracia pía
Que tu mente alumbró, te abrió la boca,
Y la has abierto tal cual se debía;

»Si bien confirmo la verdad que evoca,
Es menester decir qué fe te asiste,
Cuando tu labio la verdad invoca.»

—¡Santo padre! ¡que ves lo que creíste,
Cuando al Santo sepulcro penetraras,
Y á más jóvenes pies te antepusiste!»

—Yo comencé: —«Quieres que en formas claras
Manifieste del todo mi creencia,
Y aun su razón también me preguntaras;

»Yo respondo: De un Dios creo en la esencia;
Solo y eterno, que los cielos mueve,
Inmóvil, con amor y diligencia.

»No necesito prueba que lo pruebe,
Física ó metafísica, ni ensalmos;
Me la da la verdad que de aquí llueve,

»¡Por Moisés, los profetas y los salmos,
y el Evangelio con su sacro texto,
Que escribisteis vosotros, seres almos!

»Creo en las Tres Personas, y con esto
Creo en su esencia, que es tan una y trina,
Que lleva el sunt y el est de manifiesto.

»Y la profunda condición divina
De que me ocupo, en mi cabeza sella,
Con su sello, evangélica doctrina.

»Este principio que en mi hablar destella,
Y me tiene en sus llamas encendido,
¡En mi cintila como en cielo estrella!»

Como el señor que escucha complacido,
Y que abraza á su siervo, gratulando
La noticia feliz que le ha traído,

Así en torno, bendíjome cantando,
Por tres veces, á tiempo que callara
La apostólica luz —á cuyo mando

Dije lo dicho—; tanto le agradara.

Notas:

  • 1 San Pablo, autor de la respuesta que da aquí Dante: "est autem fides sperandarum substantia rerum, argumentum non apparentium" (Hebreos 2,1)

 

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